Lilith y Naama

sábado, 18 de octubre de 2008

Lilith es una figura legendaria del folclore judío, de origen mesopotámico. Se la considera la primera esposa de Adán, anterior a Eva. Abandonó el Edén por propia iniciativa y se instaló junto al Mar Rojo, uniéndose allí con Asmodeo, que sería su amante, y con otros demonios. Más tarde, se convirtió en una demonesa que rapta a los niños en sus cunas por la noche y se une a los hombres como un súcubo, engendrando hijos (los lilim) con el semen que los varones derraman involuntariamente cuando están durmiendo (polución nocturna). Se la representa con el aspecto de mujer muy hermosa, con el pelo largo y rizado, generalmente pelirroja, y a veces alada.



Lilith la primera compañera de Adan


El origen de Lilith parece hallarse en Lilitu y Ardat Lili, dos demonesas mesopotámicas, relacionadas a su vez con el espíritu maligno Lilu. En los nombres de esta familia de demonios aparece la palabra lil, que significa ‘viento’, ‘aire’ o ‘espíritu’. Los judíos exiliados en Babilonia llevaron a su tierra de origen la creencia en esta criatura maligna, cuyo nombre, adaptado a la fonética del hebreo como לילית (Lilith), se puso en relación con la palabra parónima hebrea ליל, lil, ‘noche’.

Según consta en la literatura hebrea, Lilith fue la primera esposa de Adán. En sumerio, la palabra "Lil" significa "Aire." El término más viejo relativo a Lilith sería la palabra sumeria "Lili" (plural "Lilitu"), que parece inferir la misma definición que nuestra palabra "espíritu". En muchas culturas antiguas, la misma palabra para "aire" o "aliento" era usada para "espirítu."

Lilith estaba hecha con arcilla, igual que él. Era hermosa y libre. Adán y Lilith nunca encontraron la paz juntos, pues cuando él quería acostarse con ella, Lilith se negaba, considerando que la postura recostada que él exigía era ofensiva para ella. ¿Por qué he de recostarme debajo de tí? - preguntaba - Yo también fui hecha de polvo y, por consiguiente, soy tu igual", además argumentaba que sus alas le producían dolor al estar recostada, acusando a Adán de insensible y abusivo.



Lilith en la Biblia


La única mención en la Biblia de dicha criatura aparece en Isaías 34:14:פגשו ציים את־איים ושעיר על־רעהו יקרא אך־שם הרגיעה לילית ומצאה לה מנוח׃. En la Biblia de Jerusalém el pasaje se traduce como: «Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilith y en él encontrará descanso». En la Vulgata לילית se tradujo por Lamia, equivalencia que se conserva en algunas traducciones modernas, como la de de Nácar-Colunga: «Y las bestias monteses se encontrarán con los gatos cervales, y el peludo gritará a su compañero: la lamia también tendrá allí asiento, y hallará para sí reposo». Otras versiones, en fin, traducen el término como ‘criatura nocturna’ o ‘lechuza’. Al tratarse de un término que aparece testimoniado en una sola ocasión (hápax legómenon), no resulta posible saber con certeza si para el autor del texto לילית era un nombre propio o común, y en este último caso, si se trataba de una criatura sobrenatural o de una rapaz nocturna.



La salida del Paraiso


Lilith no obedeció la orden de sumisión que le impusieron; pensaba que era igual a su marido, que tenía los mismo derechos que él porque habían sido creados con el mismo barro, no se sentía inferior, ni débil, ni dependiente. Quería gozar, al igual que Adán, de la vida y de todo lo que ésta implicaba, incluidos la sexualidad y el erotismo.

Lilith, fue más allá de lo que Adán había imaginado. Ella fue con Yahweh, y usó sus destrezas en seducción con él. Yahweh, conocido por su tacto suave ante las mujeres, fue finalmente conducido a revelarle su nombre sagrado, y así Lilith pronunció el nombre divino, y voló lejos del Jardín y de Adán para siempre.

Cansada de que Dios no atendiera sus reivindicaciones, decidió abandonar el Paraíso, antes que someterse y renunciar a sí misma. Invocó el Nombre de Dios, innombrable en toda la tradición judía, por considerar que el Nombre verdadero de cualquier ser contiene las características de lo nombrado, y por lo tanto es posible conocer su esencia y adquirir poder sobre ello. Pronunciar el nombre de Dios se convierte, pues, en una osadía suprema, un acto de soberbia mucho mayor que el de hacer directamente oídos sordos ante sus mandatos; algo, en fin, demasiado grave. Abandonó volando el Paraíso con unas alas que el mismo Dios le dio mucho antes (de ahí su semejanza con los súcubos).

Luego tomó residencia en una cueva en las costas de Mar Rojo, donde hasta éstos días se encuentra según la leyenda. Ella acepta a los demonios del mundo como amantes, y desova muchos miles de niños demonio, fue llamada Madre de los Demonios, esposa de Asmodeus, el Rey de los Demonios.

Adán, mientras tanto, halló que él lamentaba la partida de Lilith. Fué con Yahweh y expuso su caso pidiendo el retorno de Lilith. Yahweh concordó que una criatura del Edén no debería partir tan fácil del reino, y dispuso tres ángeles para recobrarla.

Éstos tres, Senoy, Sansenoy, y Semangelof que pronto encontraron a Lilith en su cueva y le exigieron su retorno con Adán por órdenes de Yahweh. Si se reusaba, le infomaron, matarían a un ciento de sus hijos demonios cada día (muchos de ellos abortados antes de nacer), hasta que decidiera regresar.

Lilith exclamó que incluso esta suerte era mejor que regresar al Edén y a la sumisión a Adán. Tan pronto como los Ángeles cumplieron su amenaza, Lilith también hizo una terrible proclamación. En respuesta por el dolor infligido, mataría a los hijos de Adán. Juró atacar a los niños, e incluso a sus madres, durante el nacimiento. Juró también que los recién nacidos estaban en peligro de ser objeto de su ira, las niñas por veinte días y los niños por ocho. No solo esto, sino que también atacaría a los hombres en su sueño, robándoles su sémen para dar nacimiento a más niños demonio, que reemplazarían a esos asesinados cada día.

Lilith no fue tan visceral. Hizo otra promesa, donde quiera que viera expuestos los nombres de esos tres ángeles opuestos a ella, nadie en ese lugar estaría en peligro de sus acciones.

Ante la negativa de Lilith de regresar con Adán, Yahweh decidió dar una nueva compañera a su creación pues proclamó que "No es bueno que el hombre esté solo" (ya que adán se masturbaba y sufría por la partida de Lilith, también se cuenta que tenía sexo con bestias), por eso creó a Eva a partir de una de sus costillas, y por lo tanto sumisa al hombre.

La leyenda de Lilith


El origen de la leyenda que presenta a Lilith como primera mujer de Adán se encuentra en una interpretación rabínica de Génesis 1, 27. Antes de explicar que el Dios Yahvé dio a Adán una esposa llamada Eva, formada a partir de su costilla (Génesis 2:4-25), el texto dice: «Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo Creó; hombre y mujer los creó». Si bien hoy suele interpretarse esto como un mismo hecho explicado dos veces, otra interpretación posible es que Dios creó en primer lugar una mujer a imagen suya, formada al mismo tiempo que Adán, y sólo más tarde creó de la costilla de Adán a Eva. La primera mujer a la que alude Gn. 1, 27 sería Lilith, la cual abandonó a su marido y el jardín del Edén.

La leyenda está vinculada a una tradición mágico-religiosa judía: la costumbre de poner un amuleto alrededor del cuello de los niños recién nacidos, con el nombre de tres ángeles que los protegen de Lilith.

El Génesis Rabba, midrás sobre el libro del Génesis, recopilado en el siglo V en Palestina, señala que Eva no existía todavía en el sexto día de la Creación. Entonces el Dios Yahvéh había dispuesto que Adán diese nombre a todas las bestias, aves y otros seres vivientes. Cuando desfilaron ante él en parejas, macho y hembra, Adán —que ya era un hombre de veinte años— sintió celos de su amor, y aunque copuló con cada hembra por turnos, no encontró satisfacción en el acto. Por ello exclamó: «¡Todas las criaturas tienen la pareja apropiada, menos yo!», y rogó al Dios que remediara esa injusticia.

Según el Yalqut Reubeni, colección de comentarios cabalísticos acerca del Pentateuco, recopilada por R. Reuben ben Hoshke Cohen (muerto en 1673) en Praga:

Yahvéh formó entonces a Lilith, la primera mujer, del mismo modo que había formado a Adán, aunque en lugar de polvo puro utilizó excremento y sedimentos. De la unión de Adán con este demonio-hembra, y con otra parecida llamado Naamá, hermana de Túbal Caín, nacieron Asmodeo e innumerables demonios que todavía atormentan a la humanidad. Muchas generaciones después, Lilith y Naamá se presentaron ante el tribunal de Salomón disfrazadas como rameras de Jerusalén.

Adán y Lilith nunca hallaron armonía juntos, pues cuando él deseaba tener relaciones sexuales con ella, Lilith se sentía ofendida por la postura acostada que él le exigía. «¿Por qué he de acostarme debajo de ti? —preguntaba—: yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual». Como Adán trató de obligarla a obedecer, Lilith, encolerizada, pronunció el nombre mágico de Dios, se elevó por los aires y lo abandonó.

Saliendo del Edén fue a dar a las orillas del Mar Rojo (hogar de muchos demonios). Allí se entregó a la lujuria con éstos, dando a luz a los lilim, seres cubiertos de pelos. Cuando tres ángeles de Dios fueron a buscarla, ella se negó. El cielo la castigó haciendo que muriesen cien de sus hijos al día. Desde entonces las tradiciones judías medievales dicen que ella intenta vengarse matando a los niños menores de ocho días, incircuncisos.

El novelista italiano de origen judío Primo Levi pone en boca de uno de sus personajes esta visión de Lilith:

A ella le gusta mucho el semen del hombre, y anda siempre al acecho de a ver dónde ha podido caer (generalmente en las sábanas). Todo el semen que no acaba en el único lugar consentido, es decir, dentro de la matriz de la esposa, es suyo: todo el semen que ha desperdiciado el hombre a lo largo de su vida, ya sea en sueños, o por vicio o adulterio . Te harás una idea de lo mucho que recibe: por eso está siempre preñada y no hace más que parir.
Primo Levi, Lilíth y otros relatos, Barcelona. Edicions 62, 1989, p. 24.


Lilith como Reina de los Vampiros


A partir de esta narración, a Lilith se le ha considerado la reina de los súcubos (demonios femeninos), por alinearse en el bando enemigo de Dios al marcharse del Paraíso. Y de ahí se ha pasado a suponerla una perversa ninfómana, que seduce a los hombres con maestría para estrangularlos después.

Algunas tradiciones cuentan, que entre el cabello de Lilith se encuentran, enredados, los corazones de los jóvenes que sucumbieron a su hechizo

Esa condición diabólica de Lilith le ha llevado a ser también la Reina de los Vampiros. No sólo mantiene relaciones sexuales con hombres a los que después asesina, sino que también se alimenta de su sangre. Es en esa encarnación donde Lilith se asimila a diferentes divinidades y monstruos femeninos presentes en la mitología clásica: Lamia, Empusa y las lamias, hijas de Hécate, diosa de la brujería; las harpías y las estriges, también macabras visitantes nocturnas; las harpías, ayudantes de las erinias o furias; las moiras o parcas, las grayas y las gorgonas, siniestras ancianas habitantes de los infiernos. En todas estas figuras se repiten las alusiones a muerte de hombres y niños.

Otras referencias mitológicas afines a Lilith se pueden encontrar en la Brunilda de los Nibelungos, o en la diablesa babilonia Lilu. La misma Reina de Saba de Salomón es un trasunto de Lilith. Etimológicamente viene del hebreo layil, (noche), y aparece representada como un demonio nocturno peludo o como una mujer de cabellos muy largos.

En la Biblia aparece una fugaz alusión a Lilith. En Isaías 34,14 se explica con todo detalle cómo Dios con su espada mata a todos los habitantes de Edom, lugar poblado por enemigos acérrimos de los judíos, y que allí quedan como dueños y señores los animales. Buitres, serpientes... y Lilith. "También allí Lilith descansará y hallará para sí lugar de reposo". Lilith ha sido traducido por lechuza o ardilla, evitando toda referencia a la figura precedente de Eva. En nota al pie se hace constar: "Los hebreos creyeron que significaba un ser diabólico, en forma femenina, noctívago, espantajo de la fantasía popular".

Las variaciones del mito llevan a Lilith a convertirse en seductora de los propios hijos de Adán y Eva (abordando a Caín con palabras de consuelo y reposo tras la muerte de Abel), o a asimilarla con la propia serpiente del Paraíso dando cuerpo de serpiente mientras Satán daba cara humana y la voz que sedujo a Eva (como en los frescos de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina). Un relato de Primo Levi nos recuerda que Lilith es la amante del mismo Dios creador, y que vive en el Mar Rojo comandando una corte de demonios. Y otra tradición afirma que Samael, luego Satán, el ángel caído, se convierte en pareja de Lilith, e incluso que juntos seducen a Eva para que engendre a Caín.



Naamá


Naamá, también conocida como Naamah, Nahama, Nhama, Naamáh, Nammah o Na' Ammah ("agradable", "encantadora" o "complaciente") fue una mujer creada directamente por Dios, al igual que Eva o Lilith1 y luego pasó a ser un demonio, un ángel caído. Se dice que era un súcubo, y al igual que Lilith había tenido relaciones con Adán.

Según la tradición, Naamá y Lilith vivieron en la costa del Mar Rojo donde fueron expulsadas por Dios. Naamá es de apariencia semejante a Lilith, pero siendo Lilith más sensual, joven y bella.

La demonología la muestra como una de las mujeres del Arcángel Samael o Satanás. Se le conoce como la madre de los demonios y como una de las que corrompiera a los ángeles caídos y a su líder Semyaza.

Es mencionada en el Zohar (libro más importante de la Kabbalah), como uno de los cuatro ángeles de la prostitución. A veces es mencionada como madre de Asmodai (íncubo consorte de la hija de Lilith y Samael, y padre de Merlín).

La mitología le atribuye el poder de ser la culpable de ocasionar epilepsia a los niños.

Los eruditos convienen en que su nombre se refiere a su propia naturaleza (complaciente de los dioses).

No confundir con Naamá hija de Lamec, hermana de Tubalcaín, descendiente de Caín.