Transmitir el síntoma, enfermar al mundo

jueves, 16 de mayo de 2013

Me doy cuenta que cuando escribo y transmito síntoma me deja de doler el estómago, ayer escribí y hoy estoy mejor que nunca... malditas somatizaciones, funcionan tal cual como dicen los libros. Fuera ridículos martirismos y absurdos altruismos... la idea es que la enfermedad no se quede solo en mi, debo transmitir el síntoma para no morir solo y en el camino enfermar a los demás para que también mueran conmigo, el síntoma debe fluir, la palabra debe ser transmitida.

Mis frustaciones las expreso, las transmito... no hacerlo me enferma y somatizo, esa somatización la hago aparentemente a nivel estomacal, por la relación que tiene el estómago con el deseo y la satisfacción que viene desde la etapa oral donde el niño se llena vía oral (zona erógena) de la satisfacción que le da la madre, esa falta es recurrente en mi por una fijación oral y se hace presente al sentirme insatisfecho por varias razones, políticas, ambientales, sociales, etc. al retener el síntoma en mi y no hablarlo, no darle una significación y un sentido ocurre un proceso que me enferma, al transmitirlo me libera a consecuencia de frustrar a otros o al menos hacerlos conscientes de sus frustraciones. Si la humanidad me enferma pues les devuelvo el favor, pago con la misma moneda.

El síntoma como "no saber" es justamente lo que enferma (a grosso modo), darle un sentido y transmitirlo por medio de la palabra te libera, por ahí dicen que "la verdad os hará libres".


Síntoma, según el psicoanálisis:

Fenómeno subjetivo que, para el psicoanálisis, constituye no el signo de una enfermedad sino la expresión de un conflicto inconciente. Para S. Freud (1892), el síntoma toma un sentido radicalmente nuevo a partir del momento en el que puede plantear que el síntoma de conversión histérico, que la mayoría consideraba una simulación, es de hecho una pantomima del deseo inconciente, una expresión de lo reprimido. Concebido al principio como la conmemoración de un trauma, el síntoma se definirá más justamente en lo sucesivo como la expresión de un cumplimiento de deseo y la realización de un fantasma inconciente que sirve al cumplimiento de ese deseo. En esta medida, es el retorno de una satisfacción sexual hace largo tiempo reprimida, pero también es una formación de compromiso, en tanto la represión se expresa igualmente en él. Los posfreudianos van a insistir en la formación de compromiso. Lacan, por su parte, comienza por decir en 1958 que el síntoma «va en el sentido de un deseo de reconocimiento, pero este deseo permanece excluido, reprimido». Interesándose en lo real en tanto está comprometido en una relación singular con lo simbólico y lo imaginario, Lacan destaca que el síntoma no es el signo de un disfuncionamiento orgánico, como lo es normalmente para el médico y su saber médico: «viene de lo Real, es lo Real». Precisando su pensamiento, explica que «el síntoma es el efecto de lo simbólico en lo real». En 1975 agrega que el síntoma es lo que la gente tiene de más real. Puesto que guarda escasa relación con lo imaginario, el síntoma no es una verdad que dependa de la significación. Y si es «la naturaleza propia de la realidad humana», la cura no puede en ningún caso consistir en erradicar al síntoma en tanto efecto de estructura del sujeto. En este sentido, no se lo puede disociar de los otros redondeles del nudo borromeo propuesto por Lacan para presentar su doctrina: lo real, lo simbólico y lo imaginario. Así, ciertos síntomas, como en el caso de Joyce, sobre quien trabajó Lacan [Seminario XXIII, 1975-76, «Le sinthome»], tienen una función de prótesis. Si lo imaginario se sustrae al cruce de lo simbólico y lo real, es posible anudarlo a estos dos últimos para «evitar» este derrape: se trata del cuarto redondel, el que procura por ejemplo a Joyce un yo sustitutivo, una prótesis, que es precisamente su actividad de escritor.

Las sanguijuelas no son malas sino mas bien útiles por que se comen lo podrido y lo dañado en ti, por eso cuando dicen: "Vizcaíno me enferma", no es casualidad... yo lo provoco y así me sano.