Schopenhauer: amor, sexo y poligamia

jueves, 28 de febrero de 2013

Cuando los del gremio de la filosofía hablamos del "amor", la cosa se pone seria. No es que tengamos atrapada la verdad en un frasco; mucho peor: mientras que los demás disfrutan del enamoramiento, nosotros problematizamos y divagamos sobre la misma hasta el punto de no poder amar "sin más".

Pero, ¿por qué corre todo el mundo tras la quimera de la felicidad amorosa? ¿Por qué tanta gente se casa con aquél o aquélla que nos hará irremisiblemente desgraciados? La explicación que da Schopenhauer de este extravío es muy sencilla. Cuando caemos en las redes del amor creemos hacer una elección libre y consciente, cuando no lo es en absoluto. Nuestro yo consciente se halla bajo el yugo de una fuerza inconsciente: el «querer-vivir», tiránico, obsesivo y dirigido hacia una único objetivo: la procreación. La elección del ser amado opera según criterios biológicos. El « querer-vivir » empuja a cada cual hacia su pareja ideal, es decir, hacia la que optimiza las posibilidades de engendrar un hijo sino robusto, por lo menos viable.

Así el « querer-vivir » persigue su objetivo, «el interés de la especie», en detrimento de la felicidad individual. Los accesos de melancolía inmediatamente consecutivos al goce sexual serían el signo manifiesto de tal cosa: «¿No se ha observado que ‘illico post coitum auditur Diaboli’?» La risa del diablo da testimonio de nuestra ilusión de amor duradero.

El filósofo alemán Arthur Schopenhauer reconoce que toda inclinación tierna procede del instinto natural de los sexos. Nuestro filósofo nos dice que la cosa es sencilla: que cada macho busque una hembra y cosa solucionada. Pero la cuestión no es tan sencilla.

Eso que llamamos amor, dice nuestro autor, alcanza su más alto poderío cuando la voluntad individual se transforma en voluntad de la especie. La voluntad traducida en "fuerza ciega" se manifiesta en toda su salvaje obstinación en el acto sexual.

Schopenhauer concibe la vida como una tragedia (el final es siempre la muerte, y el dolor y el hastío predominan sobre los breves momentos de placer); por ello - según el filósofo- el acto sexual es una traición de los amantes al hijo que vendrá. El acto sexual implica la continuidad de la cadena de la vida, es decir, del dolor. La vida para Schopenhauer es el "mal", la sexualidad el medio - también maligno- que impide el final del sufrimiento.

En la sección de “El Amor y Otras Pasiones” correspondiente a la Muerte, Schopenhauer la vincula con el genio inspirado de los filósofos. Define a la Muerte como “la destrucción violenta del error fundamental de nuestro ser, el gran desengaño“. Más adelante, el autor re enfatiza su pesimismo sistemático, al señalar que: “Exigir la inmortalidad de un individuo es querer perpetuar un error hasta el infinito”.

"De los males de la vida nos consolamos con la muerte, y de la muerte, con los males de la vida".

¿Porqué amar a la especie?, ¿porqué sacrificar el bienestar individual trayendo al mundo otro despreciable ser?, ¿porqué amar a la sociedad?.

Para el autor, el dolor es una miseria inherente a la vida y toda felicidad es negativa, porque no hace más que suprimir un deseo y terminar una pena. En cuanto al teatro del mundo, es una puesta en escena literalmente trágica:

“El mundo es el infierno, y los hombres se dividen en almas atormentadas y diablos atormentadores”.

"El hombre es en el fondo un animal salvaje y terrible. Le conocemos solamente tal como ha sido domesticado y educado por lo que llamamos civilización. De ahí que nos alarmemos cuando alguna vez sale a luz su verdadera naturaleza. Pero siempre que desaparecen los frenos y las cadenas de la ley del orden dando paso a la anarquía, se presenta como realmente es".

En relación a la Moral, el autor destaca que los resortes que la mueven son el egoísmo, la perversidad y la conmiseración, que Schopenhauer hace reposar sobre el sentimiento de “lástima”, cuya función es hacer más delgado el muro que separa el “Tú” del “Yo” y así disipar las diferencias entre los hombres.

“Muchas gentes serían capaces de matar a un hombre para coger la grasa del cuerpo y untarse con ella las botas”.

Y siendo la familia la base de nuestra sociedad, para Schopenhauer lo que nos podemos esperar tras el matrimonio es simplemente:

"¡Dispendio, preocupación por los hijos, cabezonería, caprichos, vejez o fealdad al cabo de algunos años, engaños, cornamenta, antojos, ataques de histeria, amantes y el infierno y el diablo!. La mujercita exquisita se convertirá en un ama de casa mentirosa e ingrata que no dudara en traicionaros un buen día. Y usted, señorita, no crea en la felicidad eterna junto a su príncipe azul: su vida está condenada a oscilar como un péndulo del dolor al aburrimiento".

El filósofo afirma que las mujeres son la "trampa" que la especie pone al individuo para reproducirse. Tras la joven seductora se esconde una madre que, inconscientemente, contribuirá a la cadena del dolor con nuevas víctimas.

"La mujer es un animal de cabellos largos e ideas cortas".

"Los pensamientos mas bellos, si no los escribimos, son irrecuperables, y de las amantes, si no las desposamos, procuramos huir alguna vez".

Para Schopenhauer el amor en el varón es inconstante, pues en el momento en que ya ha obtenido placer, disminuye la fuerza; en cambio, en la mujer crece a partir de ese instante. Según nuestro filósofo, esto es consecuencia del objetivo de la naturaleza que busca el crecimiento más considerable de la especie.

En la metafísica del amor, el filósofo justifica la infidelidad masculina. Schopenhauer afirma que la infidelidad está permitida para el varón por la naturaleza; sin embargo la mujer, por el instinto maternal, permanece fiel, puesto que el instinto maternal le empuja a conservar junto a ella a la familia menuda. Por deducción, el filósofo afirma que la fidelidad en el matrimonio es artificial (fidelidad que es artificial en el varón y natural en la mujer). Por esta razón el adulterio en la mujer es imperdonable.

Y por último da su mas acertada sentencia:

"No hay felicidad más que en el celibato… o en la poligamia".