Prostitución, homosexualidad, libertad y salud pública

jueves, 5 de diciembre de 2013

Un miniarquista reconoce que las principales funciones del estado, deben ser las de educación, salud y seguridad (tanto interna como externa), con gastos al mínimo si... pero sin afectar la eficiencia ni la eficacia de su labor. Gastar al mínimo no significa dejar en total abandono las funciones primordiales de un estado.

La verdad es que la prostitución es un riesgo de salud pública, yo que trabajé durante años en un centro de salud por mi internado vi como dentro de este gobierno reivindicador de la prostitución, la feminidad y la homosexualidad, se calificaba como zonas de riesgo sanitario en "mapas parlantes", a los lugares donde pululaban homosexuales, prostitutas y drogadictos.

En estas zonas, los miembros del barrio se organizaban vía los centros de salud (no de forma oficial), para trabajar en conjunto con la policía y acosar a los que ejercían "el libre ejercicio" de la prostitución.

Por ser este un riesgo sanitario y un foco de infección constante, todo ciudadano que se dedique al comercio sexual deberá tener su carnet profiláctico y tener su accionar limitado exclusivamente a zonas de tolerancia... muy lejos de escuelas, colegios, hospitales, etc.

Evidentemente el carnet profiláctico costará algún dinero, no significa que el cobro de este rubro sea la única intención de emitirlo si no disminuir los gastos en tratamientos contra las enfermedades venéreas, es siempre mucho mas económico implementar acciones profilácticas sanitarias en zonas de alto riesgo de contaminación y contagio.

Fue justo lo que me gustó del sistema de salud en esa época, la enorme frialdad científica con la que se trato un asunto tan delicado y políticamente manipulable, no importaron las demagogias políticas ni los discursos, al menos no en el área de salud donde trabajé.

Supongo que con tanta política mucho ha cambiado, no obstante tengo entendido que se aplican las mismas directrices puesto que son estándares internacionales de salud pública, imposibles de ser ignoradas.

Mas allá de cualquier discriminación y maltrato por odio, la ciencia se impone y como tal, aquellos que residen en zonas de alto riesgo sanitario o se dedican a actividades donde peligre la salud pública son tratados como sujetos de riesgo, observación y estudio, normados y clasificados según sus debilidades y fortalezas.

Queda claro que personas que utilizan sus esfínteres excretores como medio de comercio sexual y cualquier otra zona erógena o genital, están sujetos a una muy alta taza de probabilidad de contagio y por lo tanto, para impedir epidemias, deben ser observados, regulados y de ser necesario... reprimidos y reubicados con la fuerza pública.

Es cierto que el estado es uno de los peores males que tenemos, sin embargo es una necesidad obligatoria en ciertas áreas. Está bien que se haga campaña contra el estado, pero no con exageraciones y malos argumentos, eso no habla bien de la propaganda: