Todo muerto es bueno: Formación reactiva

sábado, 3 de agosto de 2013

En vida bien pudo haber sido el hombre mas criticado, señalado y juzgado del mundo, pero muere y todos se olvidan de los monstruoso que fue y solo recuerdan lo mejor de el, ¿por qué?. El miedo a los muertos es algo natural, es uno de los grandes miedos del ser humano: 1.- el miedo a la muerte, 2.- el miedo a lo desconocido y 3.- el miedo a la locura.

Freud habló de un mecanismo de compensación que evita la culpa y protege del miedo a los muertos, se llama "formación reactiva", y transforma sentimientos en sus contrarios para lograr adaptación social y evitar el remordimiento, esta formación reactiva es la misma que usan los evangélicos y religiosos de todo tipo, para transformar su odio en amor y la soberbia en arrepentimiento.

Este mecanismo de defensa hace que todo muerto sea recordado como buena persona, pese a que en vida pudo haber sido un completo desgraciado, un ejemplo claro de este mecanismo de defensa está presente en muchos casos de mujeres maltratadas por sus maridos y que al morir terminan siendo idealizados y hasta recordados como el mejor marido que una mujer podría tener, esto la predispondrá a conseguirse otro marido igual de maltratador y continuar así el calvario del maltrato por el resto de su vida.

Todo muerto es bueno por el miedo ancestral que existe a que el muerto regrese para culpar al vivo por desearle la muerte y molestarlo en vida, la formación reactiva transforma el odio por amor y soluciona esta culpa, sucede el perdón.

Es un miedo BASE de la estructura psíquica en el ser humano, y es común en todos porque tiene un origen totémico.

Luego de asesinar al padre abusador, sus hijos lo resucitaron en la imagen de un totem patriarcal que impuso las mismas leyes abusivas que el padre en vida... (el nacimiento de Dios). El miedo a Dios por haberlo asesinado en vida, (leer: totem y tabú).



Formación reactiva:

Término psicoanalítico. Mecanismo de defensa que consiste en enmascarar un motivo o emoción transformándolo en su contrario, por ejemplo, encubrir un odio con manifestaciones exageradas de afecto.

Como mecanismo de defensa, es "una forma particular de anulación, que también se ve en el estilo de funcionamiento obsesivo, y que consiste en cambiar una idea o sentimiento inaceptable por su antítesis. Ejemplo de este funcionamiento sería el niño que ante sentimientos hostiles hacia su hermanito menor se transforma en protector y defensor".

(Poliak J., "Fundamentos del enfoque centrado en la persona. Teoría de la personalidad", incluído en Sánchez Bodas A. y col., "Couseling humanístico, teoría y práctica", Vol I, Buenos Aires, Ediciones del Instituto Holos, 1999, p. 130)

Actitud opuesta a un deseo reprimido constituída como reacción ante éste último. Por ejemplo, mostrar pudor frente al exhibicionismo. No debe confundirse con transformación en lo contario, donde del exhibicionismo se pasa al voyeurismo. Más que una defensa independiente, la formación reactiva es considerada como un reaseguro de una represión ya establecida. Es una represión donde la contracatexis se manifiesta ostensiblemente. La formación reactiva no surge cada vez que hay peligro instintivo, sino que se constituye como hábito: ha modificado la personalidad misma como si el peligro estuviese siempre presente. Por ejemplo: el hábito de la limpieza.

(Celener G. y otros, "Los mecanismos de defensa y las técnicas proyectivas", Publicación interna de la Cátedra de Teoría y técnicas de exploración y diagnóstico Módulo II, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, 1996).

“La formación reactiva es un complejo mecanismo de defensa mediante el cual los sentimientos e impulsos inaceptables son modificados para volverlos aceptables. Ello se logra invirtiendo el signo de los sentimientos o impulsos. En otras palabras, en lugar de sentir una persona que odia a otra y que quiere matarla, siente que la ama… Los sentimientos que son el producto de una formación reactiva se manifiestan con un vigor poco común e incluso inadecuado. En una frase como ‘me dejaría hacer pedazos por mi padre’, puede interpretarse que los ‘pedazos’ son en realidad, los que resultarían del descuartizamiento del padre”.

(Isaacson Robert (1996) El niño retardado mental. Buenos Aires: Paidós, pág. 45).

“Es una defensa a través de la cual una persona desarrolla una actitud que se opone a un deseo reprimido. Es decir se reacciona oponiéndose a una deseo inaceptable para la conciencia. Por ejemplo, el pudor se opone a las tendencias exhibicionistas. La compasión exagerada, oponiéndose a intensos deseos hostiles y crueles. La formación reactiva se caracteriza por ser una respuesta exagerada y muy rígida a un deseo inaceptable”.

(Berenbaum L y Ferrari R, Acerca de las defensas del psiquismo. Incluído en “Fundamentos de psicología”, pág. 106).

Según M. Klein.- Esta defensa "responde a la necesidad de mantener una disociación entre el vínculo de amor y el vínculo agresivo establecidos con el objeto, reforzando el primero y manteniendo bajo control al segundo. Si bien como mecanismo está basado en una relación divalente (disociación) corresponde evolutivamente a logros de la etapa depresiva. Supone preocupación por el daño hecho al objeto y miedo a no poder repararlo".

(Piccolo E., "Defensas en los tests gráficos", Editorial Paidós).

Mecanismo de defensa por el cual el individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo sustituyendo los comportamientos, los pensamientos o los sentimientos que le resultan inaceptables por otros diametralmente opuestos (este mecanismo de defensa suele actuar en simultaneidad con la represión). Mecanismo de defensa por el que todo aquello que no puede ser satisfecho se sustituye por el contrario por ejemplo el amor hacia una persona que no nos corresponde se transforma en odio, etc.