Panem et circenses: El fútbol y el optimismo de los imbéciles

sábado, 8 de junio de 2013

Recién me entero que la selección de fútbol del Ecuador perdió ante Perú... ¡EXCELENTE NOTICIA!, el nacionalismo que provoca el triunfo de la selección ecuatoriana impide que salgan a la luz pública los múltiples escándalos de corrupción, problemas sociales, económicos, etc., de exclusiva responsabilidad del gobierno.

El nacionalismo no es el peor de los males que llegan con un triunfo futbolístico, además ocurren los fenómenos del fortalecimiento moral, optimismo, fe y esperanza de días mejores que hacen que los miserables, ignorantes e imbéciles se sientan felices aunque mueran de hambre. Un moderno "opio del pueblo", como en su momento fue la religión hoy devenida en estado de bienestar con el monopolio exclusivo de la solidaridad y la generosidad que... sin el fútbol como dador de alegrías y felicidades, no se muestra del todo PERFECTO.

En lo personal mi deseo siempre será que Ecuador nunca clasifique a un mundial, no solo para evitar el nacionalismo ingenuo en favor de la dictadura de Rafael Correa sino además por separatismo guayaquileño. Que bien por los peruanos con quienes los guayaquileños tenemos históricamente una mayor relación comercial y de amistad que con el resto de provincias andinas en esta patética ridiculez y tremendo absurdo llamado arbitrariamente: "Ecuador" (enemigo mutuo).

Panem et circenses: (Literalmente «Pan y circo») es una locución latina peyorativa de uso actual que describe la práctica de un gobierno que, para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas.

Esta frase se origina en Roma, en la Satira X del poeta Romano Juvenal (circa 100 A. D.). En su origen describía la costumbre de los emperadores romanos de regalar trigo y entradas para los juegos circenses («pan y juegos del circo») como forma de mantener al pueblo distraído de la política y de su derecho natural a intervenir e involucrarse en ella.

Juvenal muestra su desprecio por la decadencia de sus contemporáneos Romanos. Los políticos Romanos visualizaron un plan en 140 a. C. para ganar los votos de los pobres. Al regalar comida barata y entretenimiento, los políticos decidieron que esta política de "pan y circo" sería la forma más efectiva de subir al poder.

Julio César mandaba distribuir el trigo gratuitamente, o venderlo muy barato, a los más pobres, unos 200.000 beneficiarios. Tres siglos más tarde, Aureliano continuaría la costumbre repartiendo a 300.000 personas dos panes gratuitos por día.